jueves, 31 de octubre de 2013

03.59



“El sueño de la razón produce monstruos” Francisco de Goya y Lucientes

Abrí el cajón y estaba lleno de horizontes,
de ideas ahogadas por el rocío soñoliento,
de cabellos de sol enredados en rendijas,
agujeros de ventanas que aún no se abren
y trozos de luna pulverizada por la mañana.
No cabían los sueños de los monstruos: la razón.
En la belleza y la muerte, en la libertad y la herida:
en todos esos lugares, pesadillas de los monstruos,
no entraban las quimeras ni su cabeza de león.

viernes, 25 de octubre de 2013

01.32



Pretendo hacerlo con nocturnidad y alevosía,
romper su vitrina disimuladamente y robarle
las almas que han pasado tiempo atrapadas
en sus telarañas de espejos de cristal blindado.

La idea es reventar la luna con un golpe seco,
recoger sus pedazos con una colisión calculada,
una detonación que dejaría sumisa a la noche
y un suelo lleno de tristes estrellas derribadas.

Con la luz diezmada se consumaría el delito,
habré conseguido la penumbra y el sueño.

sábado, 12 de octubre de 2013

12.53


“La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen, pero no se masacran”. - Paul Valery 

Vislumbré cuerpos de disparos triturados,
un valiente pecho devorador de plomo
y fusiles que esparcen memoria en el suelo
Hoy evoco las cunetas hondas de la historia,
la fosa escondida de los muertos vencidos.
Presiento cicatrices que deprimen al suelo,
los bombardeos secos y desiertos de calles,
los campos fecundos de semillas explosivas.
Se escuchan las ratas que arañan el hambre,
se ven los cuervos y los buitres sobrevolando
sobre el humo de sangre que se desvanece
y los dinosaurios ahí, tranquilos, sin condena.

martes, 1 de octubre de 2013

23.42


El poeta desamparado danza en una divagación premeditada,
un triste puñado de pasos intrépidos de quien se sabe sin hogar.
El poeta desamparado tiene una mirada que vagabundea rostros
y camina despreocupada por los basurales de su mala memoria.
El poeta desamparado pide permiso para ahuyentar su soledad,
el poeta ya no distingue caras sino victimas para su próximo recital.