domingo, 30 de noviembre de 2014

14:02

Encontré un trozo de pasado doblado
que estaba coleteando en mi bolsillo.
Era pequeño
y pensé que tal vez sería un buen sitio,
diminuto, seguro y perfecto,
un techo para mis historias huérfanas,
para todos esos versos fracasados,
mis palabras desamparadas
de mirada lluviosa y sin hogar.
Estaba arrugado
y creí ver algo entre sus pliegues,
quizá fuese esperanza bostezando,
un poco de soledad mordisqueada
o la roña del rencor que acabo de barrer.

lunes, 24 de noviembre de 2014

03:25

6 de junio de 1944

Camino hacia el faro de niebla y oscuridad
a construir un hogar de lágrimas de arena
donde los vientos ya no hinchan las velas,
lejos, donde los aires andan altos y secos,
allá donde el olvido tiene nombres y fechas,
donde la marea se comió nuestro recuerdo,
donde los senderos de sangre diluida en sal.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

00:04

No me confesaré con labios cenicientos
ante este dolor que no merece escuchar
mis palabras cuando mueren las estrellas
que tanto han hecho por mantenerme.

Cerraré la fábrica de nostalgia nocturna,
le inyectaré anestesia a este placer inútil,
a esta plegaria idiota, sumisa y recurrente.

No me recrearé mucho más en la vigilia,
el sueño espera paciente, me entregaré,
me entregaré...

martes, 4 de noviembre de 2014

07:18

Me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
por un camino que no sabe de huellas
que yo estoy empezando a repoblar
con latidos de mis pies sobre el suelo,
por un sendero roto y recién lluviado,
andando lento por su tierna mojadez.

Me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
a escuchar la discusión de los vientos
que poco a poco comenzaban a nacer,
que eclosionaban con el primer pálpito,
pálpito tosco, doloroso y volátil del sol
sobre nuestras cabezas secas de noche.

Me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
me fui lejos, arriba, hacia la montaña,
a callar a la soledad, sus gritos de humo,
a silenciar sus lenguas de mil palabras,
para que no venga a enmugrecerme más
con sus estelas grises que me atemorizan,
para conseguir nuestro perdón, el olvido.