viernes, 23 de enero de 2015

02:06

Me dejé el placer de sólo sentirla,
abandoné la esperanza de la rutina,
me entregué entero a una frase
y me lo jugué todo a su inversa.
Decidí concederle el paso a ella,
la que nunca tuve, la compañía.

Renuncié al hogar del desamparo,
desmantelé, lento y con método,
la nostalgia y el llanto meticuloso,
el dolor, barro para revolcarme.

Decidí concederle el paso a ella,
la que nunca tuve, la compañía,
me dejé el placer de sólo sentirla.
Me lo jugué todo a la inversa:
La rutina de la esperanza.

miércoles, 14 de enero de 2015

00:51

Le concederé ese lado de la ecuación;
dejaré que ella se convierta en mar
y la contemplaré desde orillas lejanas,
y que retorne cuando no le moleste
que este merodeando sus márgenes
al otro lado del renglón, mi linda igual.

Le pediré que me preste sus incógnitas,
sus piedritas sepultadas bajo arena y sal,
y si ella me deja, le descifraré la alegría
algo me dice que la encontraré ahí abajo,
entre sus cajas enmohecidas de pasado:
limpia, blanca y serena, mi linda igual.

domingo, 11 de enero de 2015

02:44

“He decidido dejar que el reloj prosiga su caída.”
M.F.

Ha pasado el tiempo en que admiraba al cielo,
su hora de plegaria de manos juntas y alzadas,
su momento de brazos extendidos en puente,
en puente hacia el espacio; muerte y ceguera.

Ha pasado el precioso instante de su promesa,
el pequeño lapso que guardó algo de fidelidad,
el punto que separa la creencia de lo imposible
y el saber de la soledad; el abismo y la escalera.

viernes, 2 de enero de 2015

Primero del año

Sólo quedan un par de minutos,
hojas destrozadas en el suelo,
un calendario calcinado en la calle
bajo pisadas del tiempo,
del cielo que ha llorado
mis soledades de humo y esperanza
y un sol que ha sonreído despiadado
con una cicatriz horizontal en su rostro,
con su sueño de ocaso
y su renacer sobre un mar rojo,
sangrante de frustraciones y nuevos deseos.

Sólo queda el calor de esta noche,
ella y sus voces que me envuelven,
las mismas que un día escucharon
mis tristes y desamparadas letras,
las mismas que hoy cantan y me acompañan.
Ellas saben,
saben que habrá que hacerlos nuestros:
los tiempos, los cielos, el sol,
el océano y la noche.