Van vibrando con música
acompasada
los redobles de pasos que diste
un día
desde tu corazón, desde tus
entrañas.
Van latiendo arrítmicas tus
vergüenzas
y te observan los sueños que humillaste
por tu maldita sed de deber
desafinado.
Van palpitando con cadencia funeraria
los ideales marchitos que
acumulaste
dentro de tu danza de vida
sentenciada.
Van rasgando las cuerdas de
tus brazos
las ilusiones azules que nunca
tocaste
en una harmonía que se ha estancado.