Dentro de mí, en la profundidad
de las entrañas
está escondido, esperando, el
manojo de llaves
que abrirá los candados que me
tienen atrapado
dentro de esta jaula vacía que
he llamado vida.
Dentro de mí, hormiguean y muerden
las preguntas
a mi colección de vestigios,
inútiles pero necesarios,
mis vértigos que nunca
estuvieron tan despiertos,
tan temerosos del cielo pero
no de la tierra que piso.
Fuera de mí, aún persistentes,
campanario resonando,
Tú, mis vestigios y vértigos:
inútiles pero necesarios.