miércoles, 6 de agosto de 2014

El narrador

La muerte siempre fue el narrador de la historia,
no hay posible evasión de la cárcel de la pérdida
aunque nos cautivaría poder torcer sus notas.
La muerte está impresa en la página del primer,
el único e inicial llanto, la primera letra borrosa,
el principal motivo de su bosquejo rabioso
que ira difuminando con dedo maestro y afilado.
La vida es, sin dudarlo, el lector de la historia,
no hay arte posible sin público ni intérpretes
que animen la cuerda floja del renglón rebelde.
La vida está impresa por encima de la muerte,
seguramente el autor, él, se supo muy astuto
y quiso que hagamos que la historia, la nuestra,
quedase indeleble en nuestro efímero recuerdo.

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