viernes, 2 de enero de 2015

Primero del año

Sólo quedan un par de minutos,
hojas destrozadas en el suelo,
un calendario calcinado en la calle
bajo pisadas del tiempo,
del cielo que ha llorado
mis soledades de humo y esperanza
y un sol que ha sonreído despiadado
con una cicatriz horizontal en su rostro,
con su sueño de ocaso
y su renacer sobre un mar rojo,
sangrante de frustraciones y nuevos deseos.

Sólo queda el calor de esta noche,
ella y sus voces que me envuelven,
las mismas que un día escucharon
mis tristes y desamparadas letras,
las mismas que hoy cantan y me acompañan.
Ellas saben,
saben que habrá que hacerlos nuestros:
los tiempos, los cielos, el sol,
el océano y la noche.

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