martes, 26 de mayo de 2015

01:08

Sus ojos están sellados y oscurecidos por el peso
de las palabras ajadas que acarrea en una bolsa,
verbos que no escatiman polvo, bañados en él.

Sus ojos están sellados y oscurecidos por el sueño,
vela su tiempo malherido que reposa en la cama,
su dolor: pariente cercano, cómplice de su poesía.

Sus ojos están sellados y oscurecidos por el olor,
libros enteros que huelen a deslustrado amarillo,
a estantería sin ojos, a páginas sin saliva o dedos.

Sus ojos están sellados y oscurecidos por el llanto,
el hambre, la búsqueda a tientas del sufrimiento
fingido o real, una piedra que duele en los labios.

Sus ojos sellados y oscuros por el peso del sueño.
Sus ojos sellados y oscuros por el olor del llanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario