Pretendo hacerlo con nocturnidad y alevosía,
romper su vitrina disimuladamente y robarle
las almas que han pasado tiempo atrapadas
en sus telarañas de espejos de cristal blindado.
La idea es reventar la luna con un golpe seco,
recoger sus pedazos con una colisión calculada,
una detonación que dejaría sumisa a la noche
y un suelo lleno de tristes estrellas derribadas.
Con la luz diezmada se consumaría el delito,
habré conseguido la penumbra y el sueño.
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