Cuando éramos
un abrazo más entre los arboles
de aquel fugaz
verano sin prisa,
cuando éramos
bicicletas borrachas divagando
por aquellas
calles desiertas,
cuando éramos
perros paseantes por los parques
de aquel
pueblo tan nuestro,
cuando éramos
madrugadas de manos desveladas
por aquellas
noches de ojos varados…
Entonces,
cuando aún éramos…
Fuimos:
un abrazo
borracho entre parques de madrugada,
una bicicleta
desvelada, paseante entre arboles,
un par de
perros divagando en busca de manos.
Todo esto pasó…
pasó en un verano fugaz,
un verano eterno
y sin prisa,
en calles
desiertas, en un pueblo tan nuestro,
en aquellas
noches de ojos varados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario