Me despierto y las heridas son
tangibles,
la metralla de sueño ha venido
a mi
- silente, colándose bajo mis
parpados,
subrepticia, gateando por mis
pestañas
arañadas de sol en sus raíces
–.
Las esquirlas han llorado
sobre mi consciencia
dejando perlas surrealistas
tras de si,
piedritas removidas de las
paredes de mi mente
tras el bombardeo letárgico
del duermevela.
Me despierto y las heridas se
han vuelto
ceniza y sal,
el sueño ha abandonado el colchón,
se ha marchado
dejándome sin metralla, sin
fuego y sin tinta.
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