miércoles, 19 de febrero de 2014

19.11

Vives entre cadenas, los brazos hambrientos de otros,
entre dedos que devoran tu esperanza en la oscuridad.
Mientras, las manos tantean un manantial de secretos,
secretos que tenías bien guardados detrás de tu armazón.
Ahí yacen, ahí, los pedazos de piel que has ido descosiendo,
que has ido lanzando de forma cuidadosa sobre la alfombra.
Acaso después de un rato de sabanas y humo puedas llorar.

Acércate a los focos, abandona los hilos que te atan,
muchacha alma de marioneta no tengas miedo a volar.

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