estoy cayendo hacia ella, a la mortal tranquilidad, la noche.”
Me acerqué a ella y supe que estaría en sus manos eternas,
supe que terminaría por llevarme al vacío, a la falta de aire,
que excavaría y tallaría en mi pecho un agujero anochecido,
que arañaría mis decenios hasta marchitarlos de la historia.
Me distancié de mis lágrimas que musitaban puños de silencio,
supe que yo empezaría a distanciarme de esos lustros en ruinas,
que rellenaría tumbas vitales hasta dejarlas saciadas y tranquilas,
que acariciaría mis años hasta ver florecidos los campos de suspiros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario