“He decidido dejar que el
reloj prosiga su caída.”
M.F.
Ha pasado el tiempo en que admiraba
al cielo,
su hora de plegaria de manos
juntas y alzadas,
su momento de brazos extendidos
en puente,
en puente hacia el espacio;
muerte y ceguera.
Ha pasado el precioso instante
de su promesa,
el pequeño lapso que guardó
algo de fidelidad,
el punto que separa la
creencia de lo imposible
y el saber de la soledad; el
abismo y la escalera.
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