He atado esta imagen con nudos
densos de mentiras cenicientas
para que no escape de la
mirada falsa y terca de mi recuerdo
obstinado en hacerme gritar
palabras de dolor imaginario.
He visto sogas que la amarran a
mis sueños que aun sienten
el frío temblor de la sangre
que recorre mis pensamientos
cuando viene a mí en las
noches de lunas ausentes.
He asimilado que estas
experiencias no me abandonaran
aunque pasen los inviernos,
los emocionales y los de verdad,
porque me he tapado con ellas
para no sentir el calor de la paz.
He entendido que las heridas
son los caminos que surcan el alma
igual que las arrugas son
mudas y no dicen nada para los jóvenes
que no alcanzan aun la amargura
de quien tiene un destino muerto.
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