“En el taller del alma maduran los deseos” Efraín Huerta
En el calor tempestuoso de la
fragua
se sonrojan mis sueños
inconfesables
que he guardado en las profundidades,
entre los barrotes, dentro de
mi costillar.
Estos anhelos suspendidos en mi
mirada
son la columna que me mantiene
erguido,
los cimentos bajo mis pies que
caminan,
ellos arrullan a mis
pensamientos negros.
Habrá un día, un momento
inesperado,
en que lo que encierra mi alma
irrumpa
y salga de mi saliva una frase
liberada,
y mi aliento gris, triste y
ronco sanará.
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