miércoles, 3 de junio de 2015

04:21

Hace mucho tiempo que me senté a esta mesa,
esta mesa de mantel carcomido por la novedad,
en esta silla de patas roídas por experiencias
tan avejentadas como los vicios de la rutina.

Con el banquete de años que he ido masticando,
todo el tiempo que he consumido de mi vaso,
he aprendido a quitarme los restos, desechos,
pulirme los defectos con servilletas perfumadas.

Las lágrimas me han ayudado a cortar las sonrisas
que he ido saboreando junto con otros comensales,
ellos me han embriagado con sus hermosas huellas,
han sido, sin duda, el plato principal o el mejor aderezo.


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