Anda rompiéndome las palabras
el vecino desagradecido de
arriba.
Él me retracta y me arrepiente,
me desatreve a equivocarme,
él me rebela contra mí mismo
y suicida cada uno de mis versos.
Anda despertándome las mañanas
el insensible del vecino de
arriba.
Él me desproposita los sueños,
inservibiliza mis palabras escritas,
él me desastrófica los poemas
e insomnifica cada noche vivida.
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