miércoles, 13 de marzo de 2013

09/12


Me desperté
con goteras de labios trastornados,
perlas ardientes estranguladas
y alientos de locomotora desfallecida.

Me descubrí
crujiendo los dientes bajo los párpados,
acomodando los muebles de cristal
entre temblores de mis ojos cobardes.

Me lavé las pesadillas,
me quité las plumas negras
que arañaban mi piel.

Salía el sol, ya no llovían cuervos.

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