Reprime a los mastines de tus ojos,
no dejes escapar a los perros
que lamerán tus mejillas,
aullaran tus desgracias
y escupirán tus verdaderas entrañas.
Haz que muerdan el ladrido,
se coman la sal que guardan,
que su azul no lo vea el cielo,
y si lo consiguen, si huyen,
que sea con perlas al viento.
Ladrones de la mentira,
muestran la evidencia, tu intención,
su botín, oro líquido translúcido,
y muerdes tu labio inferior
con rabia e impotencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario