No me quejo, hoy empieza el optimismo.
Atrás quedan los días gastados,
suspiros prolongados y cafés amargos
asesinados en un rincón
junto con las lagrimas.
Ahora que he recortado los días insomnes,
ahora que ya no duermo eternamente
y vuelvo a coger el tren de Morfeo:
Una voz lejana, la voluntad, vuelve a llamarme.
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