Hacedme un favor, mataros a besos:
saltaron a la boca del oponente
en el monumento central de la plaza.
En el primer asalto ella
mordió lo mas tierno y jugoso
de la fruta que se le ofrecía.
En el segundo él introdujo
una serpiente en la ecuación.
En el tercero se mutilaron
en un abrazo mutuo.
En el cuarto ya no se sabia
quien era quien.
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